Relectura de Kafka



Aprovecho la aparición de la hermosa colección Kafka en Debolsillo (no son propiamente obras completas, pero sí lo más importante en ediciones confiables, lo que contrasta con el desastre editorial que tradicional e increíblemente ha sido Kafka en español) para releerlo. Redescubro algunos textos y descubro otros que me habían eludido o en su momento pasado desapercibidos. En el volumen de Aforismos, reparo en éste, en el que Kafka hace su propia crítica y se explica a sí mismo de manera más clara y contundente de lo que lo harán muchos de sus exégetas futuros:

“Por lo que sé, no he tomado nada prestado de las exigencias de la vida, a excepción de la general debilidad humana, con la cual –y en ese sentido se trata de una fuerza gigantesca– he absorbido hasta el fondo lo negativo de mi tiempo, que me es muy cercano, y que no tengo el derecho de combatir, sino en cierto modo de representar; no me correspondía herencia alguna de lo escaso positivo ni de lo negativo extremo, que ya se vuelve positivo. No he sido traído a la vida, como Kierkegaard, por la mano ya flaqueante del cristianismo, ni he agarrado al vuelo en su huida el último pliegue del manto de oración judío, como los sionistas. Soy fin o principio.”

Sobra decirlo, era principio.

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