Francisco de Terrazas es considerado el primer poeta de la Nueva España. Su padre, del mismo nombre, fue mayordomo de Hernán Cortés y alcalde de la Ciudad de México. El poeta creció en un ambiente privilegiado, el de la élite de los primeros conquistadores. El virrey Pedro Moya de Contreras se referiría a él más adelante como: “hombre de calidad, señor de pueblos y gran poeta”. Con toda naturalidad, comenzó a escribir la poesía en boga, o sea, la que seguía los moldes italianos, inaugurada por Garcilaso (y así, sin aspavientos, lo que a la postre se convertiría en la poesía mexicana empezó siendo moderna). Aunque no poseamos muchas noticias biográficas, fue un escritor muy celebrado en su tiempo y el mismo Cervantes hizo su elogio en los famosos versos del “Canto de Calíope” en La Galatea: “Francisco, el uno, de Terrazas, tiene / el nombre acá y allá tan conocido, / cuya vena caudal nueva Hipocrene, / ha dado al patrio, venturoso nido”. Algunos de sus poemas fueron recopilados en la antología novohispana Flores de varia poesía y fue autor, además, de un inconcluso poema épico, Nuevo mundo y conquista (en lo que se conserva puede advertirse, no solo la obvia exaltación de la hazaña bélica, sino una simpatía por los indios y hasta una crítica a los excesos de los conquistadores, así como un incipiente sentimiento criollo). No sería exagerado considerarlo el padre de la poesía mexicana.