Quizá no haya en las letras vocación más singular que la del crítico. Los aspirantes a poetas o novelistas son legión (claro que muchos son los llamados y pocos los elegidos, pero ese es otro asunto), pero ¿críticos? Nadie –como apuntaba Truffaut respecto al cine– dice de niño: “Cuando crezca, quiero ser crítico.”