Interesado, como de costumbre, en Montaigne, me cae en las manos y leo Gato encerrado. Montaigne y la alegoría de Antoine Compagnon. Académico, profesor en La Sorbona y Columbia, miembro del Collège de France, Compagnon tiene las virtudes (y los defectos) de una de las mejores críticas literarias académicas (nada que ver, claro está, con esa crítica ideológica e indigesta de teoría que es prácticamente ilegible y que no interesa a nadie fuera de los claustros): ingeniosa, extremadamente sofisticada, peca a veces, precisamente, dedemasiado ingeniosa, enredando brillante e innecesariamente el texto. Él mismo, a ratos, parece tener la conciencia de estarse pasando de sutil. Más que un gato encerrado son los tres pies del gato.