El ángel literario de Eduardo Halfon



Leo El ángel literario del guatemalteco Eduardo Halfon, comprado hace mucho y leído hasta ahora. Mezcla afortunada de relatos, ensayo, diario o cuadernos de notas, el libro gira alrededor del origen de la escritura: ¿en qué momento y cómo alguien se vuelve escritor? Para esto, Halfon recrea esos momentos en los casos de Herman Hesse, Raymond Chandler, Hemingway, Piglia y Nabokov, con referencias a muchos otros. Los cuentos son repentinamente interrumpidos por las cavilosas reflexiones del narrador en torno al tema. El primer relato, “Hacía falta la magia”, centrado en Hesse niño, es magistral, y quizá solo le sobran precisamente algunas de las reflexiones metanarrativas, a veces más bien forzadas.

El libro, publicado originalmente en 2004, lleva la marca indeleble de Bolaño y, sobre todo, de Vila-Matas, hasta un grado casi caricaturesco. Un caso claro de vilamatitis (y sobre los riesgos de imitar al escritor catalán, rigurosamente inimitable, ya se pronunció él mismo: “nadie escribe como yo”). Mientras avanzaba, pensaba que El ángel literario era una suerte de revés de Bartleby y compañía, una obra sobre los escritores del sí. Por fortuna, el propio Halfón lo declara a la mitad de la obra. Tras el extraordinario inicio con el cuento de Hesse, el resto declina un poco. El libro es, quizá, un ejemplo de los excesos de la metaliteratura (y eso que yo tengo abierta simpatía por esta). Ya Vila-Matas y Piglia son metaliteratura, esto vendría a ser la meta-metaliteratura, y a ratos de plano algo chirria. Se percibe a ratos una cierta falsedad y un cierto afán de posar entre tanta “fatiga” literaria: “sin pedir permiso ni perdón el ángel literario se asoma, nos eleva efímeramente hacia algunos paraísos y nos arrastra hacia nuestros propios infiernos, y eso es todo, y a la mierda”. ¿Sufre tanto el autor? Excesos aparte, Halfon parece un narrador de raza, de prosa escrupulosa y cuidada. Tengo entendido que en sus otros libros, que espero leer pronto, cultivó más la veta memorialística-ficticia y aligeró un poco la carga meta-metaliteraria.

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