Stendhal por Claude Roy



Antes de comentar en clase Rojo y negro y para ponerme a tono, leo el Stendhal por él mismo de Claude Roy. Es notable la forma en que, en algunas frases, llega al corazón mismo de lo stendhaliano (lástima de la antología propiamente dicha, que dedica demasiado espacio a la política y que, de una obra que abunda en frases y dichos memorables, incluye demasiadas circunstanciales y, a veces, casi ininteligibles) . Algunos ejemplos:

Stendhal experimente el más vivo interés por sí mismo. Pero ninguna complacencia.

La vida de Stendhal es un perfecto adiestramiento. ¿En qué? El ambicioso se adiestra en triunfar, el avaro en enriquecerse, el don Juan en seducir: Stendhal se adiestra en existir.

La persecución de la dicha no se separa, para Stendhal, de la ambición de lo razonable. Ser dichoso es razonar con justeza sobre un mundo que se ve con claridad.

Toda bella prosa es superiormente moral, y la de Stendhal entre todas… Detesta lo superfluo de la forma porque es siempre signo de una debilidad de espíritu.

La broma es esencial al procedimiento literario de Stendhal. Este hombre absolutamente grave no cree necesario (al contrario) ser serio.

Cierta intensidad, una especie de densidad de la creación novelesca parecen ser la característica de esos novelistas (entre ellos Stendhal) a quienes –oponiéndolos a los novelistas profesionales– me gustaría llamar los puros: los novelistas que no fuerzan a la novela a que salga de ellos, sino que la dejan madurar, y caer gota a gota en el pequeño recipiente, la lágrima de resina… hacen sus novelas no como el manzano las manzanas, estación tras estación, sino cuando toda una vida ha dejado germinar, crecer, alimentarse en ellos una materia a la que solo les queda dar forma.

El arte de Stendhal no es un arte de copia, es un arte de interpretación.

Cuando Stendhal se desliza entre la Sanseverina y Fabricio, y comenta mezzo vocesus sentimientos o sus actos, jamás he tenido la sensación de una disonancia, porque está a su diapasón, porque es de la misma raza que ellos. Stendhal es el primero y más admirable de los personajes stendhalianos.

Stendhal es casi el único escritor que se ha fijado por objeto la pintura de la felicidad. Y es que la felicidad es lo más difícil de comunicar, en la medida en que la felicidad es precisamente una especie de silencio, de ausencia de ilusión, de ligereza inmaterial; en la medida en que ser feliz es el único estado injustificable del hombre. 

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