Leopardiana



Leo los Pensamientos de Leopardi, “sobre los caracteres de los hombres y su comportamiento en la Sociedad”. Todos destilan, como era de esperarse, el proverbial pesimismo leopardiano (por cierto, ya nunca puedo leer a Leopardi sin recordar la lapidaria observación de Pessoa que, precisamente por parecérsele tanto, lo comprendía muy bien y podía darse el lujo de la ironía, sobre la premisa en la que estaría fundada su obra: ‘soy tímido con las mujeres, ergo Dios no existe’, es una metafísica muy poco convincente). Hay algunos memorables, como éste sobre el tedio, que ya parece el tema del mes (curioso, porque he estado muy poco tedioso últimamente):

LXVII
“Se dice con muy poca propiedad que el aburrimiento es un mal común. Un mal común es el estar desocupado, o mejor dicho, el no hacer nada; pero no el estar aburrido. El aburrimiento no es propio sino de aquellos para los que el espíritu significa algo. Cuanto mayor es el espíritu, más frecuente, penoso y terrible es el aburrimiento. La mayor parte de los hombres encuentran bastante ocupación en cualquier cosa y bastante deleite en cualquier ocupación insulsa y cuando están del todo desocupados, no sienten por ello gran pena. De aquí se deduce el que los hombres de sentimientos sean tan poco entendidos en lo que se refiere al tedio, y produzcan en el vulgo unas veces estupor y otras risa, cuando hablan del mismo y se duelen de él con aquella gravedad de palabras que suele usarse a propósito de los males mayores y más inevitables de la vida”.

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